El Jardinero Feliz
Joaquín era un jardinero
muy trabajor. A la mañana, antes de que el despertador gritara su “ring, ring”
estaba levantado, con la carita limpia, bien peinado; mordisqueaba unas
tostadas, tomaba el café con leche, jugaba un ratito con su gato
Micifuz-fuz-fuz, y salía a trabajar. Nunca estaba enojado. En el jardín lo
esperaban las mariposas para contarle historias de flores. También le decían donde
habían crecido yuyos y le señalaban las plantas más sedientas: “Joaquín por aquí…Los
tulipanes quieren un vaso de agua y los rosales te esperan”.
Y allí iba el jardinero,
riega que te riega, corta que te corta; planta que te planta… Con un pincel
finito tocaba los pétalos que habían perdido su color y creaba nuevos tonos. El
jardín de Joaquín era hermoso. Y las flores estaban muy contentas porque las
cuidaba, las acariciaba, le sacudía la tierra que nos las dejaba respirar y con
la regadera las bañaba para que lucieran mejor, ¡y que agradables es un bañito
cuando hace calor! Sentir que las gotitas se deslizaban por la cabeza, por la
espalda, por el pecho, por las piernas… Joaquín silbaba muy feliz. Y las
mariposas bailaban con las flores. Los pajaritos cantaban: ¡Que felices somos
en este jardín! ¡Estamos contentos, gracias a Joaquín!.
FIN
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